Colección: Fundas de almohada

Todos conocemos la funda de almohada, pero, ¿sabemos realmente por qué la utilizamos? Aunque a menudo se piensa en ella como parte de la decoración de la cama, su función principal es mucho más importante: proteger nuestra almohada y, por ende, nuestra salud.

Pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida en la cama, lo que significa que nuestras almohadas acumulan suciedad y bacterias con el tiempo. La funda de almohada actúa como una barrera, prolongando la vida útil de tu almohada y ayudando a mantenerla libre de gérmenes.

Las fundas de almohada están disponibles en diversos materiales, cada uno con propiedades únicas que se adaptan a diferentes necesidades:

• Funda de almohada Velfont Antiácaros: Impermeable y transpirable, incorpora el tratamiento antiácaros Acarsan Natural®, ideal para quienes buscan protegerse de alérgenos.

• Funda de almohada Natursan: Hecha de 100% algodón orgánico extrasuave, garantiza higiene y protección contra líquidos, combinando comodidad y transpirabilidad.

• Funda de almohada Bambú 3 capas: Con tejido 100% bambú, es altamente absorbente y transpirable. Su laminado de poliuretano la hace impermeable, protegiendo contra los líquidos y manteniendo un descanso fresco.

• Funda de almohada Outlast: Diseñada con tecnología Outlast, regula la temperatura y minimiza la acumulación de calor, asegurando un sueño cómodo y reparador.

• Funda de almohada Respira: Fabricada con un tejido innovador, permite una excelente circulación del aire, manteniendo la frescura y evitando la acumulación de humedad.

Para elegir la funda ideal, considera el tamaño: debe ajustarse perfectamente a tu almohada. Además, prioriza fundas que ofrezcan protección contra los ácaros y que sean hipoalergénicas, especialmente si sufres de alergias. La comodidad también es clave; busca materiales como el algodón o el poliéster que te proporcionen suavidad y confort.

Las fundas están en contacto constante con nuestra piel y cabello, lo que puede generar acumulación de piel muerta, sudor y otros residuos. Por ello, es recomendable lavarlas al menos una vez por semana para mantener una buena higiene y prevenir problemas de salud como alergias o acné.